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Mi paso

El infierno se llama Ciudad Juarez

La Llegada

Sábado, era de noche, una noche de un Julio anterior a eso del cambio climático. Se abrieron las puertas de cristal que daban al exterior y recuerdo el contraste de dentro con aquel calor pegadizo y húmedo con que impacté al poner un pie fuera. Apenas hacia unos minutos que había atravesado unas de esas puertas malditas, de esas que te ponen en pelotas porque suena hasta la etiqueta de los gallumbos, y pasado el control de pasajeros del aeropuerto de El Paso, Texas. Al otro lado mis amigos aguardaban desesperados por el retraso del pájaro de metal, y de los cuatro, alguno ya había destilado un par de cubatas pa rebajar la tensión de la espera. Del aeropuerto al Colegio, la habitación, soltar la maletas, prepararme para deshacer el equipaje y.. una leche, "Que haces tío?", " Juer, deshacer la maletas antes que la ropa se quede más arrugá que un higo" les dije, "Mañana tienes tiempo, nos vamos a Ciudad Juárez antes de que sea más tarde", "Si son las diez y pico, oño, ¿ande vamos?", de nada sirvió mi protesta, ni mi escusa de cerca de diez horas cogiendo golondrinas por esas nubes de Dios, "Coge el pasaporte y andando", eso es lo único que necesitaba según ellos, en fin, tampoco era cosa de aguarle la fiesta al personá y a mí que pa arrancarme tampoco hay que hacerme muchas palmas, pos eah, andando, jeje. De noche, las autopistas plantadas de cientos de farolas, los bucles de hasta tres niveles, los coches inmensos en comparación con los últimos que había visto en España, todo parecía sacado de cualquier serie americana. Descubrí que lo de las pelis era de verdad, que no eran cochazos de cartón piedra que sacaban para hacer el paripé y ponerles los dientes largos a los del otro lado del telón, no, estaban allí, seis cilindros, con cada chupetón que les daban a los enormes tanques de gasofa había combustible para mover mi R5 una semana. Si tenias que ir al maletero, mas vale echaras un bocata pal camino, si no pasabas más hambre que un caracol pegao a un espejo. Lo del gato pa las ruedas, oño, eso no era un gato, era un tigre de Bengala, así eran los neumáticos. Por cierto otra cosa que me llamó la atención de aquellos coches, los americanos tan todos lisiaos del pie izquierdo, por eso solo tienen dos pedales, el embrague se los quitan en la fabrica, a cambio le ponían una palanca en el volante y decían que eran automáticos, "sí, amos" A lo lejos un cartel en inglés y español te avisaba que aminorases la velocidad, estabas acercándote a la frontera internacional USA-México. "Preparad los pasaportes" dijo el conductor, " Ahh, id sacando cada uno veinte pavos" continuó. "Veinte dólares, "¿para que"?, pegunté mosqueao, "Tu saca las pelas y calla, ya verás", chitón y mano a la dolorosa, ¿que remedio?. Nos acoplamos a la fila de los coches transfronterizos, lentamente, hasta llegar a la altura de la caseta del "migra". A través de la ventanilla nos preguntaba a que íbamos a México al tiempo que alargaba la mano para coger el "taco de pasaportes", extrañado de ver tanto "pañó" junto, iba mirando las fotos del documento y apuntando groseramente con su linterna cada una de nuestras caras. Después de detener nuestro paso el tiempo justo e imprescindible, aquel policía de color, nos devolvió los pasaportes y nos dejó pasar hasta el siguiente control, el mejicano. En el espacio que separaba uno del otro, uno de mis guías me dijo, "Ahora mete los veinte dólares en el pasaporte, ciérralo y dáselo al conductor". Todos hicimos lo mismo, jeje, no era una novatada. Estaba claro, no hacen falta carteles, estábamos entrando en otro mundo. A la altura del kiosco del mejicano, vuelta a parar, vuelta a preguntar pero esta vez, ohh maravilla de las maravillas, volvíamos a escuchar la lengua de los monjes de San Millán de la Cogolla, "¿Son ustedes, españoles?, "Sí, todos" , respondió el del volante. A mí, atrás, se me escapó, "¿No lo ves, tío, en el pasaporte?, parece gililipoooo", no pude terminar la frase, un codo me hundió una costilla, el migra, que medio me escuchó, pregunta, ¿Que ha dicho, su amigo? y saliendo del apuro como pudo, le responde," Noooo, que dice, que si no lo ve ud, bien los pasaportes, que lo acerque a luz". Y eso hizo, los acercó, los comprobó, los examinó y les extrajo a cada uno el billete de veinte pavos, "pa yogures pa los niños, eah y eso es lo que hay", pensé. Pasado el tramite y con el paso franco, "Illo, ten cuidao, que estos son más bordes que la Patro", " Sí, oño, mu bordes y con más cara que un santo hecho de recortes de botijo", le dije mosqueao, "Como que me acaban de limpiar veinte pavos en mis propias narices, no te joe", "Pos sí que empezamos bien".

Primera visita

El paisaje de la ciudad había cambiado, nada que ver con el "downtown"de El Paso, aunque este no era que estuviese plagado de rascacielos, pero bueno, alguno que otro si que había. Entrando en Cuidad Juárez, todo era diferente.

La primera impresión que me dio la ciudad es que era una ciudad triste, sucia y mal iluminada. Los postes de la luz estaban asentados a lo largo de las aceras reclamando su parte de presencia entre los humanos. De sus abundantes melenas de cables, como desmadejadas por el viento, salían estos para un lado y otro de la avenida, infinidad de ellos, para mi que eran los ligamentos que mantenían unidos aquellos edificios varados al borde de la calle.

En la avenida en que desembocamos desde la frontera, de las Américas creo, una vía de ferrocarril la recorría por el centro y a lo largo de ella dividiendo los dos sentidos de circulación. Los edificios que la flanqueaban no eran de una altura relevante, cuatro pisos el que más y la mayoría dos como mucho. Las fachadas de colores variopintos atestadas de carteles, luminosos y no, cientos de casas tenían uno en su entrada que proclamaba que un "Licenciado" habitaba entre aquellas paredes. Jamás en mi vida he visto tanto "Licenciado" por metro cuadrado. O anuncian todo tipo de negocios, bares, restaurantes y "night club", forma eufemística de llamar a los putiferios, eso sí dabas una patada a una piedra y aparecían tres de estos garitos.

Casi en centro de este rio, la discoteca "El Cosmos", una amplísima fachada infectada de bombillas componían este nombre.

Aparcamos el coche en un recinto anexo de la propia discoteca cuidado por "vigilantes" privados, a los que más valía darle una buena propina si estimabas en algo el coche y querías encontrarlo a la vuelta.

En la puerta de entrada un corrillo de aspirantes discutía, en vano, con el gorila ensotanado y con sombrero que custodiaba el acceso. "¿Buenas noches, podemos entrar a tomar una copa?"a este, con uno de cinco va que se las pela, hasta se quitó el sombrero para desesperación y resquemor de los mirones.

Un recinto por sus dimensiones, construido para hangar de aviones más que para dar cabida al descoque. Decenas de mesas redondas ancladas al suelo por su pata central y rodeadas de taburetes, se derramaban por doquier. Una barra en ángulo recto recorría prácticamente la mitad de la discoteca. Bolas de cristal colgadas del techo, satélites de luces de colores girando continuamente y cañones de luz que dibujan caprichosas figuras al cortar la nube de humo que sobrecargaba el ambiente, daban al local un toque surrealista. De vez en cuando las luces se atenuaban y recorrían toda la estancia miles de rayos que hacían aparecer a los danzantes como a cámara lenta y resaltando la ropa blanca de aquel que la portaba. Colgadas de las paredes, a todo alrededor de la disco, grandes pantallas planas emitían video clips musicales de las canciones que iban sonando.

Música de lo más variada, desde "corridos" al heavy rock, pasando por el pop, country, lloronas de Juan Gabriel o alguna de D. Julio.

Nada más entrar, derechos pa la barra, lo primero es lo primero, una copa y a "inspeccionar" el genero.

Al segundo "ron and cock" los ánimos por las nubes, "Illo, mira aquella tía de negro, voy a por ella", "Yo voy por la amiga, que tá buenísima", nos quedamos tres hablando entre nosotros a la espera de poner el tejo sobre la que se posase el ojo.

"Habéis ido alguno al servicio?" pregunté, "Sí, yo, jajaja, no digas más" me contestó uno de ellos. Desde que era de la altura de una mesa, en el cine de verano de mi pueblo, no había vuelto a ver nada parecido, creía que eso ya no existía, pozí, allí estaba. Para orinar, todos alineados, codo con codo, mirando a una pared y a ver a quien le trepa más alto el chorrillo por aquella superficie plana pintada de negro. A lo largo de ella, a la altura del pecho, una tubería agujereada que dejaba caer una gota de agua cada cuarto de hora. En el suelo, una canaleta inclinada por donde corría un torrente de color ocre que desembocaba al final en un sumidero, toda una obra de ingeniería y ahorro de medios.

Y en ello íbamos, entre comentarios de como le fue la faena a cada uno y bromas sobre esto y aquello, cuando llegamos a la explanada donde dormían los coches al raso, a la luz de la luna. El "vigilante, ni de coña, er tío como buen currito, el horario es el horario y ahí te quedas que te zurzan, los coches más abandonaos que un caramelo chupao.

Al fondo, dos figuras parecían brincar entre los coches, a medida que nos acercábamos, íbamos comprendiendo lo que ocurría, le estaban dando una somanta palos a un coche que no le quedaba sano ni los papeles del seguro (si es que tenia), "Oño, el nuestro lo dejamos por ahí", se nos pasó en un instante los efectos del alcohol, "Me cago en tu padreeeee, cabrón, espérate ahíiiii" gritó el dueño al tiempo que perdía los zapatos corriendo, claro, los demás, por solidaridad y temiendo que tuviésemos que volver en taxi o a pinrrél a El Paso, corríamos otro tanto.

Cuando llegamos al lugar, ya habían desaparecido, el coche era un cromo, ni faros, ni parabrisas, ni espejos, ni palmo que no hubiese recibido un estacazo, en medio de un mar de cristales rotos el pobre coche tenia mas bollos que un membrillo. "Me cago en la mae los parió", decía uno gritando en medio de la oscuridad, "La otia, no veas como lo han dejado los cabrones" escupía otro, "Bueno, illo, no pasa nada, lo paga el Seguro, decimos que ha sido un accidente, mañana venimos con una grúa por él" intentaba consolar al pobre desgracíao.

Creo que no faltó mejicano por maldecir ni madre sin macula.

Resignados y pensando quien y porqué a nosotros, dimos media vuelta y lentamente nos regresábamos con la esperanza de que en la frontera hubiese algún taxi.

Al pasar entre los coches aun aparcados, "!!!Oye, ¿ese no es nuestro coche?!!! exclamó uno, "Otiaa, sí, es eseeee" dijo el dueño, con una sonrisa que le chorreaba saliva por las orejas "Jajajajajaja, no era aquél", " "Oño, que peaso susto, pos anda que los hemos puesto buenos, jajaja " solté, " Poco les hemos dicho, si los cojo los reviento, por mamones" todavía el dueño lo estaba digiriendo, "Como que hemos tirao el dinero, oño, con los cubatas" replicó otro "Amonos no sea que nos echen a nosotros la culpa, y de camino paramos en el "Latín Lover" a tomarnos la última, jeje, pa celebrarlo" dijo el más optimista, "Jóe, si son cerca de la cuatro, ¿eso va a estar abierto a estas horas?, yo lo que quiero es darle una paliza a la cama que se le van a caer lagrimones como puños" protesté, "Tu, te callas, juer, que ya tendrás tiempo de dormir mañana, oño", "Ojalá esté cerrado, Virgencita" pensé.

De vuelta, como salíamos, no tuvimos que contribuir al mantenimiento de la familia del guardia de turno.

Ya próximos al Colegio, el "Latín Lover" cerrado, unos, pensando en lo ocurrido, otros, en el sueño que llevábamos encima y otros en la porquería de garrafón que nos habían puesto.

Alguien rompió el silencio, "Eso que hemos visto esta noche, eso es normal aquí, no te vaya a sorprender",dirigiendose a mí, "Bueno, eso y mucho más, el otro día amaneció una tía apuñalada en un aparcamiento, por lo visto el ex marido en un ataque de cuernos la siguió y la vio con otro en la discoteca, la esperó fuera en el coche, y en la oscuridad la cosió a puñaladas, atravesó la frontera y adiós mu buenas."Jóe, que alegría, oño, esto es Jauja", dije, " Y los coches quemados, cada dos por tres, rencillas entre traficantes, cuando no, se monta un tiroteo donde menos te lo esperas" ya saltó otro, "Eso aquí o en Juárez" pregunté, " Yo lo he visto en Juárez, pero aquí el otro día, la poli, a tiros perseguía un coche por la Autopista" "Oño, ¿donde me he metido?, y nos quejamos de los picoletos",exclamé.

                                                                                        La Pegatina

El Lunes después de clase, a comprar un coche. De segunda mano, claro, como siempre depende de las pelas que quieras gastarte el carro será de un modelo u otro y de un año o de otro más atrás.Cadillac del 72, azul claro metalizado, 20 metros de manga y por lo menos 8 de eslora, grande no es la palabra, enorme. Por 900 $ no se podía pedir más, además, cuando me fuese lo vendería al siguiente "pañolito" que llegase, era la costumbre, se recuperaba algo de pelas y le quitabas la ardua tarea de posesionar por los "car shop" buscando gangas.
La siguiente tarea contratar la tele por cable, medio millón de canales, un teléfono, no se puede vivir aislado en el país de la comunicaciones.
La entrada al Aparcamiento del Campus estaba vigilada por una Compañía privada de Seguridad, una barrera levadiza y una caseta, donde habitaban los vigilantes, eran los principales obstáculos para entrar.
Casi todas las mañanas al acercarme al acceso tenia que guardar cola para pasar al interior, los vigilantes comprobaban minuciosamente la coincidencia entre la entidad del conductor y matricula del vehículo.
Al llegar frente a la barrera, todavía con los cristales tintados de la puerta subidos, me levantaban la barrera y el guardia encargado de ella, se lleva la mano a la visera de su gorra en señal de respeto, alucino, pero oño, el que tiene clase, tiene clase hasta en el culo er mundo, ni me pide papeles ni ná.
A la semana de repetirse la situación, los colegas aprovechando la coyuntura, para robarle unos minutillos al despertador, tó er mundo a bordo del "Dedalo", como lo habíamos bautizado por aquello de sus dimensiones.
Después de un mes, todo el mundo nos preguntábamos porqué ese trato de favor respecto al resto de la gente, yo seguía convencido que era por mi "porte", jajaja.
Uno de aquellos días, hacia meses que entrábamos y salíamos con el coche como Perico por su casa, al dejar la barrera atrás, veo por el retrovisor como un vigilante corría detrás de mí con la gorra en la mano y la porra en la otra, oño, si el tío corra, yo más, jóe como pa pararse. A la salida no se abrió la barrera, si no fuese por los frenos, nos dejamos las moscas del parabrisas pegadas en el travesaño. Sale un gorila uniformado con la tablilla de control en la mano, se planta al lado de mi puerta, hace un gesto para que bajase el cristal y gesticula señalando al parachoques delantero.
"Illo, que dice er tío este", preguntaba alguno de los de atrás, "Yo que sé oño, voy a ver que dice", ya junto a él me dice, señalando con el dedo a la delantera del buque que tengo una pegatina en parachoques, "Po zí, es verdad, no me había dado cuenta, ¿y que?" le pregunté con mi mejor angloandalú, "El coche es suyo", "Of course, 900 dolores tienen la culpa" le dije, "Por favor muéstreme la documentación del coche", ¿Que quiere el pavo este?" me preguntaron los de adentro al entrar para sacarlos de la guantera,"Pá mi que todavía le duele el culo por culpa los spaniards " les dije, miró detenidamente cada milímetro del documento y al cabo de unos minutos dice, "Este coche es de segunda mano, ¿verdad?" , "Listo eres pisha" pensé, "Si", "Tiene que quitar esa pegatina",me dijo, "¿Porqué?, "Esa pegatina corresponde al Decano de la Universidad de El Paso y el coche según mis papeles, también". Ahora comprendí el trato de favor y deferencia, el anterior propietario lo había vendido y hasta que no lo comunicó a Seguridad, para ellos el Decano, tenía dos coches y si coincidíamos los dos en el parking pensaban que uno era el Jefe y en el otro la parienta o familiar de visita. Se acabó el chollo, por mi cara bonita, sí, jeje.

                                                                                     "La Mordida"

Aquel día me fui con tiempo, por aquello del trámite de la frontera y porque aun no conocía bien la ciudad, no quería llegar tarde.

Conducía por una de aquellas carreteras que envolvían Juárez, dos carriles, uno para cada dirección, al mirar por el retrovisor descubro con sorpresa como me sigue un coche de la Policía. Nunca supe de donde habían salido, supongo que de algún rincón preparado para hacer sus apariciones por sorpresa.Al verlos, de forma instintiva, bajé la velocidad, y no es que fuese violando ley alguna, pero deja..deja, más vale prevenir que pagar.Seguían detrás de mí, empezaba a incomodarme la situación, si aceleraba, ellos también, si aminoraba, ellos igual. Así casi 15 minutos, estaba claro, había sido elegido por algún motivo que se me escapaba.

De repente, aprovechando una larga recta, comienzan a acelerar y a adelantarme, o eso era lo que yo creía, una vez estaban a mi altura y ambos coches en paralelo, comienzan a aproximar su coche al mío, para evitar el contacto de ambos coches en marcha me voy desviando, en la misma medida, hacia el arcén. Llegado el punto en que mi coche estaba mitad en la carretera y mitad en el arcén de mi derecha, y el suyo a caballo entre los dos carriles, aceleraron, encendieron las luces, la sirena y se me cruzaron en mi camino, evidentemente no me dejaron otra posibilidad que parar.Si no fuese por el lugar en que me encontraba y quien había hecho aquella maniobra que me sacó literalmente de la carretera, quizás me hubiese aliviado la parada para soltarle una ristra de improperios a semejante borrego, pero visto lo visto, permanecí en el interior esperando que llegase caminando aquella caricatura de policía.

"Buenas tardes, señor" mientras se llevaba una mano al ala de su sombrero de fieltro negro al estilo baquero y la otra la dejaba descansar sobre la empuñadura de un revolver, que por su tamaño debía de usarlo para derribar plazas de toros."Buenas tardes" contesté, "Le hemos parado porque ud. ha pisado la línea exterior de la carretera invadiendo el arcén" "Tiene cojones la cosa, ¿será joputa? pensé, "Habrá sido sin querer, no me he dado cuenta", "Ud. no es de aquí señor, de donde es"? evidentemente gracias a mi acento hizo esa brillante deducción, " Soy español, estoy estudiando en el El Paso?, "Ahhh, muy bien, pero, español de donde?" "Del oño tu madre” iba a decir, pero me contuve, "De España, Europa" por si le quedaba alguna duda, "Verá -continué- es que en Europa el Código de Circulación es diferente y allí no es delito pisar el arcén" le dije intentando aprovechar la ignorancia de que antes había hecho gala. Me miró estañado mientras se pasaba el dorso de la mano por la frente, la treta parecía funcionar."Yo creía que era el mismo para todos lados, de todas formas, señor, aquí en México es un delito pisar el arcen mientras se conduce" dijo para salir del atolladero, "Me muestra su Permiso de Manejar y los papeles del carro?", mano a la cartera y vuelta al salpicadero, "¿Su Pasaporte, por favor, señor?", mientras aun examinaba los documentos antes presentados.Como eso de la "mordida" es de las primeras cosas que tienes que saber al cruzar a México y por experiencias anteriores, comprendí desde el primer momento lo que aquel pajarraco buscaba. Abrí la cartera, veinte dólares al Pasaporte y se lo entregué. Por un instante imaginé aquella situación en España, intentando sobornar a uno de la Benemérita, ni por asomo.Extendí la mano con el Pasaporte, lo tomó junto al resto de papeles, le fue pasando pagina por pagina como si lo leyera, disimulando lo que era evidente, y al terminar me devolvió todos mis documentos, sonrió volviéndose a llevar la mano al sombrero "Tenga buen viaje, señor, y procure no volver a pisar el arcén", "Lo procuraré, adiós, buenas tardes".

Un sentimiento de indignación e impotencia que aun en estos días me recorre la espalda.

Encima, para colmo, llegué tarde y más mosqueao que un mono con diarrea.

                                  

                                                                                   El Destornillador

Aquel Sabado habiamos planeado cenar en Juarez y después tomar unas copas en cualquier garito de mala muerte de los que tanto abundaban.

Todo preparado para las 9:00 de la noche, hora más o menos parecida a la que cenan los "cristianos", no a las 6 de la tarde como teniamos que cenar el resto de la semana en el otro lado de la frontera.

Restaurante "Madrid", pequeño, coqueto y limpio, que ya era mucho pedir. Su dueño Pancho, a la postre, con el tiempo y más confianza Curro, pa los amigos, un tipo alto de mediana edad y resumando mano izquierda para contentar siempre al cliente.

A las 7 de la tarde ya estabamos en Juárez, no queriamos dejar colgado ese fabuloso asado que Curro nos habia prometido.

Aparcamos el coche en una calle cercana y paralela a la Avenida principál, esa que era el epicentro de la mala reputación de la ciudad. Lo dejamos aparcado entre otros dos.

Estas calles aledañas a la arteria principal no tenian derecho a asfalto, ni a la profusa iluminación de aquella. De noche apenas las iluminaban los carteles y las luces de las entradas a los diferentes putiferios ,"Night Clubs" , que las saturaban. En invierno, con las lluvias y la oscuridad era un espectaculo dantesco y nada recomendable.

Aunque las señales de trafico que obligan al conductor a detener su vehiculo están en un perfecto castellano "ALTO", nada de nuestro chovinista "STOP", aventurarse a cruzar una calle era literalmente jugarse la vida, delante de mis narices asístí a un atropello de una pobre mujer embarazada mientras intentaba alcanzar la otra orilla y yo mismo doy graciás a los reflejos de la juventud por haber podido esquivar a un "Farruquito" y estar contandolo.

Si ha llovido , las calles no asfaltadas se convierten en el rally de los mil lagos y si no te atropellan porque caminas por las altas aceras, no te librás de una buena ración de barro mejicano, salpicado del charco más cercano por el coche del cabrón de turno.

Eso sí, esos conductores muestran una flema infinitamente superior a la inglesa o nordica, no se detienen asín te vean con las tripas fuera y les digas lo que les digas, todo les resbala.

"¿Estará bien aparcado?, no me gustataría que se lo llevase la grua" dije preocupado, "Está bien, de todas formas aquí han sustituido la grua por un destornillador, eso se llama inventiva mejicana, jajaja"?me respondió alguno de los ya veteranos, "No entiendo, ¿que quieres decir con lo del destornillador? pregunté intrigado, "Solo viene la grua si el coche lo dejas en medio de la calle, si no estorba tienen sus propios medios para que no te escapes sin pagar la multa", "¿A que te refieres?" volví a preguntar, "Muy sencillo, cojen un destornillador, te quitan las placas de la matricula, se las llevan a la Comisaría y por la cuenta que te trae, más si tienes que cruzar la frontera, tienes que ir allí a pagar la multa, la mordida y lo que les salga de la pelotas, si no lo haces y te cazan sin placas vás apañao, no te libra del talego ni la caridad", "Joder que curioso" me dije.

 

Carne Fresca

 


Camino del Restaurante algo llamó mi atención: una "troca", camioneta en espanglish, con la parte trasera al descubierto, se había detenido justamente delante de nosotros, en su parte posterior, destinada en teoría para el transporte de mercancías, se apelotonaban 15 o 20 chicas todas jóvenes, vestidas cada una con lo más provocativo y con más pintura que un indio en una boda. Se bajaron 10 o 12 que entraron en un "Night Club", la camioneta continuó su marcha y un poco más adelante, volvió a parar y terminó el reparto en otro putiferío.
A los pocos minutos otra "troca" repartiendo carne fresca por la misma acera, igual operación y otra más allá en la acera de enfrente...y otra, y allí va otra más por el cruce de calles.
Habíamos coincidido con el horario del reparto más vejatorio y miserable de la condición humana.
Algunas juraría que no llegaban a los 18, más altas, más bajas (chaparritas), piel morena todas, pelo largo o corto, negro o con dos capas de tinte rubio (güeras), minifaldas, shorts, tacones o más tacones, de todo, de todo a gusto del consumidor, listas para comenzar su peculiar jornada. Siempre supervisadas por el "pastor" de turno. De Juárez unas y otras de los pueblos o poblados aledaños, todas de origen humilde, unas para ayudar a sobrevivir a su familia o hijos y otras por culpa de su adicción, y muchas con la bendición de sus propios entornos más cercanos. Dispuestas para vender lo poco que les queda, asumiendo el riesgo de ser quizás su última jornada, de regresar maltrecha por culpa de un cliente con unas copas de más o de algún "gringo" que vino a desinhibirse y liberar su frustración a este lado de la frontera.
Apiladas, de pie, tambaleándose grotescamente a cada vaivén del vehículo sujetándose cada cual donde puede, unas a la barandilla que rodea la caja y las otras a las unas, cada "troca", un traficante, cada traficante su propio "ganado", cada rebaño su propio garito y mientras ninguna se equivoque de dueño ni olvide su obligación de colectar dinero para saldar su deuda con el "protector", todo miel sobre hojuelas.
La Policía se erige en juez caso de tener que dirimir entre capos, mientras tanto, vista a otro lado y "hagan lo que quieran, paguen y no nos causen problemas"

La Policía


Para hacer tiempo entramos en un Bar cercano al "Madrid", oscuro, lúgubre y amenazador para alguien solitario. "¿Que van a tomar?" preguntó aquel "mesero" regordete, bajito, bigotudo y cebón.
"Cerveza, por favor", "Y yo", "Yo también", "Ron con Cocacola","Tecate para mí", "Tá gueno" respondió desde el otro lado de la barra.
Servidos y apenas apurado el primer trago algo interrumpió nuestra charla.
"Buenas tardes, señor Lisensiado" dijo el camarero inclinando ligeramente la cabeza sin perder de vista los visitantes. Dos Policías, uno, el Jefe de la Policía de Ciudad de Juárez, bajito, regordete con un bigote que se le perdía por la barbilla, al cinturón, canana negra repleta de balas y un funda que envolvía un revolver que le iba arrastrando por el suelo, sombrero negro al estilo vaquero, en una mano un rifle Winchester de repetición fácil de identificar por su aparición en cualquier film de indios y vaqueros; el acompañante, más alto y peor encarado por culpa de una vieja plantación de viruela, misma equipación misma estrella plateada de cinco puntas, mismo revolver, pero sin rifle.
Estaba alucinando, si no fuese por la realidad palpable del momento, hubiese jurado que se trataba de dos "extras" escapados de un rodaje del más puro western o de una broma ridicula.
Caminando sobre el piso de madera, las botas marcaban un paso grave y seguro, con la seguridad del que sabe " quien parte el bacalao", se acercaron hasta la barra y el Jefe soltó sobre la barra el rifle con el cañón sobresaliendo por el lado del camarero. La misma postura en que dejó descansar el arma ya era una señal de aviso a navegantes.
"¿Que tomarán los señores policías?" con más miedo que respeto, " Pues sean un whisky y una tequila" el Jefe no tuvo que preguntar al acompañante, era evidente que la compenetración era total.
Nosotros a escasos dos pasos de la escena, atenuamos la voz y con todo el disimulo posible escrudiñábamos el comportamiento y las reacciones de los unos y el otro.
"Eso está hecho, señores" dijo el dueño mientras doblaba la cintura y de debajo la barra sacaba dos botellas, ocultas al resto de clientes, para complacer a cada "sirviente" de la Ley.
Terminado el trago y sin tener que cruzar palabra, el dueño giró un par de veces la manivela de una mastodóntica Caja Registradora y al tiempo que sonaba una especie de campanillas en su interior salía el cajoncito donde guardaba la recaudación. De uno de los compartimentos que dividía el cajón, sacó un fajo de billetes perfectamente doblado y envuelto por una gomita que lo mantenía compacto y discreto, sin pudor o importándole a unos y otro tres pitos nuestra presencia, se lo alargó al Jefe, este lo miró, lo sopesó y mientras sonreía satisfecho al "cliente" se perdió en un bolsillo de la chaquetilla.
"Muchas gracias y que tenga un buen día, hasta mañana", "Hasta mañana, Licenciado", alguien entre nosotros comentó "Encima de puta, a poner la cama, manda carallo"
Se hizo irrespirable el ambiente, apurábamos los vasos a tragos largos, mirábamos al infeliz y este rehuía la mirada, "Bastante tengo encima, como para dar explicaciones a extraños" pensaría.
Ya casi viendo el fondo de los vasos, sonaron unas explosiones en la calle, muy próximos al Bar, a modo de petardos de Navidad, no le dimos mayor importancia, después de visto lo visto, sería cualquier celebración local. Los parroquianos que ocupaban algunas mesas se levantaron súbitamente y corrían hasta las cortinas que a media altura cubrían la anchura de los escaparates, al ver la reacción de la gente hicimos lo mismo hasta la puerta de entrada.
Al otro lado de la calle, escondido en un portal el Jefe de la Policía, disparaba y cargaba su Winchester con un movimiento frenético de "sube y baja" de la mano, mientras apuntaba a una esquina de este lado de donde sobresalía una pistola que hacia lo propio apuntando al "Sheriff".
Tras algunos momentos de fuego cruzado, desapareció la pistola de la esquina y aprovechó el "poli" para, fusil en una y revolver en la otra, atravesar la avenida a grandes y grotescas zancadas perdiéndose al doblar la calle en persecución del otro.
Terminada la escena en directo de aquella película real, la calle recuperó su latido normal, cada cual volvió a su mesa, a su negocio, a su bebida, y aquí no ha pasado nada.

La Pesadilla


Las cinco de la mañana, soñando con quien sabe qué, de repente el joio teléfono aburrido, comenzó a sonar con tanta intensidad que por un momento pensé que pondría en planta todo el personá. Lentamente, con movimientos perezosos y torpes alcancé a levantar el auricular, "¿Alló?contesté, creí que era una broma pesada de algún colega y recordé aquel chiste viejo y malo en que el del otro lado respondía... "Jála..jála..que aquí me sobra cable", así que ya me iba a cagar en tó lo que se menea cuando la voz continuó, "Oye, que me ha llamado José Luis desde la Comisaría de Juárez y lo tienen detenido", "!! ¿Como?!! la sorpresa disipó la somnolencia, ¿Que ha pasado? pregunté, "Ya te lo contaré por el camino, vístete que vamos a ir por él". A los pocos minutos los cuatro estábamos en mi coche camino de la Frontera. "Pero si nos hemos acostado hace un rato, oño,""Pues no se quedaría harto que quiso seguir la fiesta por su cuenta " contestó alguien "No comprendo, anoche cuando nos despedimos para irnos a dormir, él también se subió para su habitación", "Sí, pero parece ser que le pareció pronto para una noche de Viernes y como aquí a esas horas está casi todo cerrado, pues le daría el "avenate" y se fue a Juárez" me contestó Pedro, "!!Joder, vaya gilipollez, y solo!!" exclamó otro. Siguió Pedro contando lo que sabía "Parece ser que dejó el coche aparcado no sé donde, y al regresar le habían quitado las placas de la matricula,-continuó-, al ir a recogerlas a Comisaría, no llevaba dinero suficiente para pagar y ha liado una "tangana" con la Poli, y le han metido en un calabozo, es todo lo que sé", !!"Cabrones!!". Casi una hora más tarde entrabamos por la puerta de la Comisaría. Pedida audiencia con el "encargado" de servicio, salió de una Oficina un tipo alto, moreno, con el pelo revuelto, del que ha pasado una mala noche, su cara me era familiar, los cráteres de su rostro intentaban refrescar mi menoría. Lo acusaban de mal aparcamiento, desacato a la Autoridad, la muerte de Kennedy, el incendio de Roma y cuarenta mil cargos más.

Dijimos de pagar su "fianza”, su multa, los cristales rotos por el ultimo terremoto y la mordida, por su puesto, por daños y perjuicios y la alteración de sueño ajeno. Aquél energúmeno se negaba en redondo, creo que pensaba hacer escarmiento para ganarse algo dedinerito y reputación a la vista de sus superiores. Tenia una cabeza de turco extranjero, desamparado y molesto, algo chulo y descarado, idóneo en otras palabras.

Su intención, esperar hasta el Lunes y llevarlo delante de un Juez, visto lo visto había que imaginar al Juez.
Se me vino a la memoria aquel papelote que nos daban en Madrid a todos los estudiantes que íbamos pa "la tierra de oportunidades" en que, redactado en perfecto inglés de Boston, decía que "se ruega a las autoridades estadounidenses no pongan trabas ni dificultades, al portador de esta, durante el trayecto y estancia en USA, por ser parte de un Acuerdo entre Universidades bajo las condiciones del Acuerdo del Gobierno Americano y Español" y sellos, muchos sellos, y escudos, el americano, el español, el respectivo de cada Universidad y otro de aceite de oliva, fruto de un desayuno.
"Si no le suelta, le dije echando teatro a la cosa, asumirá Ud. todas las consecuencias, tenemos inmunidad diplomática por ser miembros de un país extrajero bajo la tutela de nuestro gobierno" , "Y una mierda", susurró alguien detrás de mí. Todo esto mientras le ponía la muleta delante misma de sus narices pa que solo viera papel por todos lados.
El tío viendo aquello con mas sellos que una carta devuelta y tanto escudito, lo miró fijamente, y paseaba su mirada por cada renglón, ya estaba poniéndome nervioso, al final también al talego verás. Al llegar a las firmas, que pa mi era lo que mejor entendía, dijo, "¿Donde está Ramooón?, que traduzca esta cartaaa"
La otía, la hemos defecao.
"Señor Lisensiaooo, Ramoon está hoy libreee", volvió el color a las carnes.
"Si se demora en poner en libertad a nuestro amigo, tendremos que ponernos en contacto con nuestro Consulado y la que se va a liar es buena", otro que se unió a la farsa.
Aquél que se veía con un forúnculo a esas horas de la mañana, y todos los que podían ayudarle estarían contado ovejitas forradas en dólares , antes de despertar a un superior por una cosa que estaba mu "clarita" en el papel y perder el poco crédito acumulado en sus "largos años de servicio", se volvió con la cara del perro que le quitan de la boca la perdiz y a regaña dientes.. "Suelten al prisioneroooo".
Por un pasillo salió José Luis, con más mala cara que un chino con ardores, abrazos de rigor y"trincar”, yo el papel y el otro su cartera y Pasaporte, fue todo una, "Adiós mu guenas..tengan buen servicio" y "a mamarla", esto por bajini.

"Los mu cabrones, ¿mal estacionado mi carro?, había tres cientos en la misma calle, en la misma acera, delante y detrás, y quitaron las placas precisamente al mío, continuó protestando José Luis, pa mí que fue el coche de policía que estaba aparcado en la acera de enfrente que me vio llegar".
"Al ver que faltaban solo mis placas de matricula, andando por aquellas calles de noche y solo, llegué a la comisaría para denunciar el robo, pensando en un delincuente para ponerlas en un coche robado".
Cuando me dice el pavo de la mesa de entrada.. "Señoooor, sus placas las tenemos aquí, su carro está mal estacionadooo", !!Y una leche!!, no me dio tiempo a más, otro poli que había detrás de mí, me cogió por la espalda y antes de respirar ya me tenía inmovilizado, y el de enfrente, me metió la manos en los bolsillos del pantalón y me sacó el Pasaporte y la cartera antes de que el Posholo se pinte una raya ..y al "saco", de nada sirvieron protestas".
Continuó relatando, "La celda, un cuadro, con menos luz que un barco pirata y mierda, más mierda que la bombilla una cuadra, pa colmo con dos borrachos y un tío que le ha dao una puñalada a una puta."
"Al poco entró un Poli con mi cartera, mas seca que la huerta un beduino, al verla se me escapó, !!¿pero oño, si me habéis dejado sin un dólar?!!, más cabreao que un mono con una pelota goma"
"Casi de seguido otro nuevo, con un papel mecanografiado y tres copias en papel carbón, me dice er pavo: "Señooor, firme esta denuuuncía y si paga la sanción quizás la pena sea mas pequeeeeña", !!Y una mierda!!, mi dinero y mi Pasaporte, eso es lo que quiero", "El dinero que tenia está en su carteeeera y el Pasaporte ya se lo dará el señooor Juez si lo estima oportuuuuuno, así que si persiste en su actituuuud, la cosa se le va a poner feaaa, señor", te mueres tío , encima de puta, apaleá", pensé".
"Después de mucho rato, viendo el panorama y preocupado porque nadie sabia de mi estancia en un mugriento boquete, me dio por pegar voces, pero voces, tan altas que al poco apareció el de la cara hollada, el que me metió en la "trena". "!!!Una llamada, tengo derecho a hacer una llamadaaa! vete ar carajo pensaría. Ya estaba a punto de desaparecer por la misma puerta que entró cuando más fuerte y repetido gritaba, a pesao, no saben esos con quien se las juegan y viendo que la perra que había cogido podía contagiársela al resto de habitantes de aquella alcantarilla, me abrió la cancela y me llevó a un teléfono publico en mitad del pasillo.
"Cuando abrí la cartera...!”Oño!!, si toy más tieso que una mojama", menos mal que no les atrajo unas monedas sueltas en el fondillo del "saco" , si no es por eso y que pude llamaros, todavía estoy allí, el resto..ya lo sabéis"
Hora de los palos.."Mañana te vienes otra vez solo, chalao"
"No me lo recuerdes, solo de pensar en mi familia, me pongo malo"

 

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